Valladolid. Del pincho al pichón.


A una veintena de kilómetros de Valladolid se encuentra el pueblo de Traspinedo, que para muchos castellanos que se lo conocen bien es sinónimo de una excelente comida a base de cordero. Pero a diferencia de otros rincones de la provincia y de la comunidad, en Traspinedo no se sirven paletillas ni piernas. Aquí los lechazos de raza churra llegan a la mesa troceados en pedazos regulares y sabrosos, una vez han sido asados en largos pinchos dispuestos al calor de las brasas. En el pueblo hay cinco mesones dedicados a la elaboración del Pincho de Traspinedo: Mesón de Benito, Lo Rico de Castilla, El Laurel de Baco, Mesón Molinero y Los Doce Arcos, abierto éste último desde hace 25 años. Julio, uno de sus propietarios, reivindica el origen de este plato en esta pequeña localidad que en su día estuviera rodeada de numerosas vides, que hoy asoman en el plato a través de la tradición de usar sarmiento para crear las brasas. Si se elige el mesón Los Doce Arcos no hay que olvidarse de pedir de postre su sabrosa tarta caseras con piñones de Pedrajas (imprescindible) ni de llamar para reservar si se piensa pasar por allí durante el fin de semana. 


El pan candeal cocinado en horno de leña, los espárragos de Tudela de Duero, la lenteja pardina o los quesos de oveja son algunos de los productos que se han de comprar o pedir durante el viaje por la provincia, donde también asoman los pichones de Tierra de Campos, un recurso muy ligado al recetario castellano ya que se criaban para el consumo familiar y permitían proveerse de carne durante el invierno gracias a su conserva en escabeche. El pichón, como la codorniz, ofrece una carne rosada y tierna de marcado sabor, que simplemete a la brasa, ya está deliciosa. En el poblado de La Santa Espina, levantado en los años 50 para contribuir al desarrollo agrario organizado en la posguerra por el Instituto Nacional de Colonización, se encuentra El Rincón del Labrador, un mesón del que es difícil salir descontento. Su dueño, Fernando Martín, utiliza productos de su propia huerta y sirve en la mesa los postres que elabora su suegra ese mismo día. La salsa que acompaña a sus pichones fritos de palomar de Tierra de Campos es tan sabrosa como populares y alabados son sus huevos fritos con patatas y pimientos. Y con esto, sólo queda añadir: "Buen provecho y feliz viaje"

* ¿Sabías qué..
 Traspinedo se puede incluir como parada gastronómica de una ruta en moto por tierras vallisoletanas?

* Dónde dormir:
Una antigua fábrica de harinas de la ciudad de Valladolid se convirtió en el año 2010 en el lujoso establecimiento de cinco estrellas Hotel Marqués de la Ensenada, algunas de cuyas 29 habitaciones están literalmente sobre el Canal de Castilla. Su nombre es un homenaje a los hombres y mujeres que durante la Ilustración trabajaron para combatir la ignorancia y el retraso existente en la España del siglo XVIII. La decoración en los espacios comunes y en las habitaciones rememoran aquella época y aquellos personajes, cuyos nombres y retratos cuelgan en las puertas y las paredes.

* La música es de...
Divertimento Folk, un grupo castellano que conjuga los sonidos de los instrumentos tradicionales como la dulzaina o el pito de llaves con ritmos actuales. En su web puedes escuchar alguno de sus temas, entre ellos "En la plaza".

* Más información: 
Rutas, sugerencias y muchas ideas en la completa web de Turismo Provincia de Valladolid.

 
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2 comentarios:

Vivi dijo...

Ey, esta vez no has dicho "bueníiiiiiiisimo" después de probar el pincho, aunque lo de "está de muerte" nos permite hacernos una idea de lo rico rico rico que estaba.

El hotel Marqués de la Ensenada lo conozco y es una maravilla, no sólo sus instalaciones y su ubicación, sino especialmente su personal y su trato siempre atento y personalizado. ¡Volveré! (y ya de paso probaré un pincho de ésos de Traspinedo jejeje)

Laloliplanet on 15 de enero de 2013, 21:33 dijo...

Efectivamente el personal del hotel es encantador. Tienes que volver y además probar ese sabrosísimo pincho :-)