Tomarse un té en la plaza de Nejjarine después de visitar el Museo de la Madera que en ella se encuentra, visitar alguno de los bellos palacios de la medina, saborear un delicioso plato de kefta en el popular Thami's o asomarse a la mezquita de Qarawiyin a través de sus puertas o desde alguna de las terrazas privadas que la circundan -cuyos propietarios ponen a disposición de los turistas a cambio de unos dirhams- son algunas de las paradas de este segundo paseo por la medina de Fez. Y, otra vez, sin guía.
En la medina de Fez hay riads para todos los gustos y precios. Decidirse por uno no es fácil y, cuando ya se ha hecho, es probable que no queden habitaciones. Así que el primer consejo es: si os enamoráis de uno, no busquéis más y reservad. El segundo: aseguraros de conocer la localización previamente. Fez tiene una medina grande y un tanto complicada -aunque se puede pasear por ella sin necesidad de guía gracias a las rutas que hay marcadas- y, sobre todo, con escasas posibilidades de poder hacer nada en cuanto cae la noche. Por lo tanto, para cenar sólo quedará acercarse hasta algún restaurante de Talaa Kabira y las inmediaciones de la Puerta Azul, coger un taxi para ir a la parte nueva de la ciudad o cenar en el propio riad -todos ofrecen esta posibilidad y el menú suelen rondar los 20€-.
El Riad Ghita tiene una localización excelente ya que se encuentra a cinco minutos de la Place R'cif, una de las entradas a la medina donde además se pueden coger petit-taxi y autobuses. Algo que se agradece cuando apetece acercarse hasta la ciudad nueva o, simplemente, se prefiere iniciar la visita desde la Puerta Azul para evitarse de ese modo la pendiente que discurre de este a oeste de la medina.
Otra opción a tener en cuenta si se viaja en grupo es alquilar un riad al completo. Hay bastante oferta, algunos son verdaderos palacios y suelen salir muy bien de precio. Se pueden encontrar algunos de ellos en Fez Riads.
Una de las principales dudas cuando se llega a Fez es si hará falta o no contratar un guía para conocer los principales puntos de la medina. Hace unos años, los extranjeros estaban condenados a perderse buscando los diferentes puntos de interés de la ciudad vieja. Ahora, cinco circuitos ponen más fácil descubrir la medina al ritmo que uno quiera y, sobre todo, evitando tener que desfilar por los restaurantes y tiendas afines al guía. Eso sí, no hay que ser ingenuos. En algún momento se tomará el desvío equivocado y se acabará en un callejón cortado o una calle que no se buscaba. En ese caso, con preguntar a algún tendero o a un niño -a éste habrá que darle una propinilla- se resuelve el asunto. Pero realmente, las estrellas que marcan las rutas dejan pocas oportunidades de perderse... a no ser que uno quiera.
Como primer paseo, lo suyo es recorrer la Talaa Kabira, parándose en la madrassa Bouananiya -cerrada durante las oraciones-, llegar hasta el zoco Attarine y recorrer durante esas primeras horas otros puntos de la ruta del Artesonado (de color rosa) para después, si hay tiempo y no ha llegado el cansancio, optar por las ruta verde, morada o azul, que se cruzan con ella en diferentes puntos.
Es difícil pasar por Fez y no volverse a casa con algún producto realizado con cuero. Las pieles de oveja, cabra y buey son trabajadas aún en las curtiderías que se localizan en la medina y es posible asomarse a esta labor tradicional para aprender cómo se realiza. Para ello, hay que acercarse hasta cualquiera de las cuatro tanneries -el nombre francés- que se encuentran intramuros, subirse a alguna de las azoteas de los edificios que las rodean -normalmente, tiendas de bolsos y zapatos- y taparse la nariz. La más espectacular, la de Swara o Chouwara.
Rutas, consejos, alojamientos y más encontrarás en este videoblog de viajes desenfadado y realizado por una periodista de viajes que, después de escribir en revistas como Viajar, Condé Nast Traveler, Man o Tiempo de Hoy se ha lanzado al mundo audiovisual a pesar de su clara torpeza. Sé benevolente y... ¡disfruta del viaje!
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