Siria. Visitando la Mezquita de los Omeyas de Damasco.


Es el cuarto lugar sagrado más importante del Islam, la más relevante construcción religiosa de Siria y el símbolo de Damasco. Su historia como localización espiritual comienza nada menos que hace 3.000 años, cuando los arameos construyeron aquí un templo a su dios Hadad, un dato más que recuerda que Damasco es la ciudad continuamente habitada más antigua del mundo. Pero aquí no sólo fue celebrada la sacralidad de Hadad; también pasaron Jupiter y, cuando los romanos se volvieron cristianos, San Juan Bautista, cuya cabeza se decía estaba aquí. Hubo un tiempo que se oró a Dios y a Alá, cada uno en su ala del edificio, aunque finalmente Alá acaparó todo el protagonismo y se quiso remodelar el templo en su honor. Corría ya el siglo VIII y más de 1.000 artesanos se dedicaron a levantar la nueva mezquita, la Mezquita de los Omeyas, que supuso un fuerte gasto para las arcas sirias. Pero el esplendor de los Omeyas quedó patente, aunque hoy en día mucho de lo que fue hay que adivinarlo. Sus paredes ya no están cubiertas en toda su totalidad por mosaicos ni cuelgan las que se dicen eran 600 lámparas de oro, pero la mezquita sigue siendo igual de impresionante. Aún más si se escucha la suave y melodiosa llamada a la oración desde el centro de su enorme patio.

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