Siria. El esplendor de Palmira

Tadmor, el nombre semita de Palmira y por el cual la conocen los sirios, es la mayor atracción turística del país. Por eso, sería impensable no incluirla en un viaje por este país o dedicarla tan sólo unas cuantas horas. A la hora de planear el itinerario hay que descartar la posibilidad de verla en un sólo día, algo habitual entre algunos circuitos. Las ruinas son tan soberbias y su ubicación tan bella que lo último que hay que hacer es visitarlas pendientes del reloj. Por eso, es recomendable dedicarla por lo menos un día completo, pernoctando en la ciudad, e incluso permanecer un par de días. El amanecer y el atardecer son las mejores horas para perderse por esta antigua ciudad del siglo II d.C., no sólo porque los insistentes beduínos no molestarán con sus intentos de venta de pañuelos, abalorios y demás, sino porque la luz de esas horas tornarán de un rosáceo las columnatas y templos desperdigados por todo el yacimiento. Tanto al templo de Bel, como al teatro o la gran columnata, entre otros, se puede llegar paseando unos 10 o quience minutos desde el Museo de Palmira. En cambio, para visitar el Valle de las Tumbas y el Hipogeo de los Tres Hermanos, será necesario coger un minibus que parte a determinadas horas desde el museo, o negociar con un taxista la visita. En este caso, no debería de costar más de 200 libras sirias conocer las torres de Yemliko y la torre de Elahbel -en el Valle de las Tumbas- y el Hipogeo de los Tres Hermanos.


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